EXCELENCIA EN LA EDUCACIÓN INFANTIL
“ EL HOMBRE NO LLEGA A SER HOMBRE MAS QUE POR LA EDUCACIÓN, NO ES MAS QUE LO QUE LA EDUCACIÓN HACE DE ÉL. ES IMPORTANTE SUBRAYAR QUE EL HOMBRE ES EDUCADO POR OTROS HOMBRES, HOMBRES QUE A SU VEZ TAMBIÉN FUERON EDUCADOS.” [1]
Todos somos capaces de enseñar algo a nuestros semejantes, hemos desarrollado o perfeccionado las facultades de alguien y algunas veces nos hemos sorprendido afinando la sensibilidad de otro y aunque en mínimo rango, todos hemos sido maestros alguna vez, desde este punto de vista toda nuestra vida se convierte en el acto educativo por excelencia.
Pero para los que asumen la educación como ciencia, como objeto de su trabajo y desarrollo profesional educar significa, dar vida, moldear, acompañar, y crecer.
En el contexto cultural en el que vivimos la educación ocupa niveles de relevancia sorprendente, tanto que muchas de las políticas estatales tienen como transfondo responder de manera efectiva a las más intrínsecas necesidades sociales. Como es de esperarse en el campo de la oferta y la demanda tenemos propuestas educativas para todos los gustos; en el surtidísimo supermercado de la educación abundan las super ofertas de aniversario, las rebajonas, las gangas dos por uno, en fin un sin número de estas que usan como lema la calidad de la educación.
CUANDO LO MEJOR ES ENEMIGO DE LO BUENO.
Cuales son los elementos constitutivos de una escuela de calidad, entendida ésta como cualquier institución dedicada al ejercicio de la enseñanza, legalmente constituida que presta sus servicios a cualquier nivel. Existe la tendencia generalizada a pensar que una escuela de calidad es la que garantiza buenos resultados en las pruebas de estado, sin embargo y a pesar de que las pruebas son un índice válido para evaluar la calidad de la educación, no son la única fuente para cualificarla si la educación es entendida como un proceso en el que no existen las cifras sino las personas.
En este orden de ideas destacaremos aquí algunos componentes básicos coadyuvantes en la construcción de escuelas de calidad.
1. El componente administrativo, todo acto educativo necesita una razón de ser, un norte, una visión que direccione todo el quehacer de la institución, sencillamente por que todos debemos empezar con un fin en mente, antes de nacer el cuadro, de hacerse tangible, primero fue idea en el corazón del pintor, este aspecto es tan valioso en las instituciones de calidad que es la identidad de cada una de ellas, pero no solamente es el sueño lo que nos proporciona este ítem, también el andamiaje administrativo y económico necesario para materializarlo.
2. Componente pedagógico: El componente da respuesta propiamente al quehacer como educadores, con que propósito enseño, qué contenidos enseño, bajo que secuencia, con que recursos y como los evalúo. A lo largo de la historia han existido muchos modelos pedagógicos que en su momento han respondido a las necesidades de la época, sin embargo en la actualidad el niño que intentamos formar responde en la mayoría de sus características al hombre postmoderno, con desazón por la vida, deslumbrado por los avances tecnológicos y educado por las grandes cadenas de televisión como M. T.V y FOX.: lo que hace imposible la escogencia de una estructura pedagógica tradicional y motiva a las instituciones de calidad a esforzarse en la adopción de modernas tecnologías de enseñanza y sin pares didácticas para lograrlo.
3. Factor Humano. Como se mencionó con anterioridad la educación de calidad considera al sujeto de la educación (niño, adolescente, joven, etc.) como una persona, no como una cifra y en esa sintonía es importante mencionar al maestro como modelo de ser humano, y al estudiante como participe de su proceso de formación. En esencia las relaciones que necesariamente se deben entablar en los procesos educativos en instituciones de calidad están enmarcadas por el mutuo respeto, la exigencia cordial y sobre todo el amor, lenguaje universal de la pedagogía.
4. Recursos. Es muy bueno aprender, pero es aún mejor hacerlo si las condiciones ambientales lo favorecen: un salón amplio, bien distribuido, con suficiente ventilación, acceso ilimitado a avanzados sistemas de consulta, todos los recursos al alcance de la mano, amplias zonas verdes, de descanso, aulas especializadas, tecnología de punta en todos los procesos, espacios deportivos suficientemente dotados. Sin duda alguna esta incompleta lista es muy motivadora no sólo para los estudiantes si no para los docentes y las demás personas que intervienen en el proceso, además cabe mencionar que este es uno de los principales factores en la cualificación de calidad en las instituciones educativas, tanto que es del común inconsciente colectivo pensar que a mejores instalaciones, mejor calidad educativa.
Muchos podrán quedarse con estos aspectos y pensar así que están brindando la mejor educación, pero es posible brindar una educación de excelencia.
La educación de excelencia tiene en cuenta los anteriores factores imprescindibles en todo proceso educativo pero además de éstos considera al niño, al adolescente o al joven, como seres integrales. Para las instituciones de excelencia educativa es muy importante que el estudiante le dé un verdadero valor a lo que aprende, sea competente con ese conocimiento, lo sepa usar adecuadamente en un contexto real, pero sobre todo que quiera conocer, usar ese conocimiento, y que tenga la actitud correcta y el carácter necesario para alcanzar las metas que se proponga a lo largo de su vida.
Las instituciones que quieren alcanzar la excelencia deben centrar su quehacer en principios ajenos a las políticas externas, a la inconstancia del hombre moderno o a la turbulenta marea de conceptos.
Entender lo peligroso que resulta centrarnos en lo cognitivo, en el estudiante o en la vision de la institución, es el primer paso para alcanzar la excelencia, paradójicamente, en lo cognitivo, en la visión y por ende en el estudiante.
Principios como el de disciplina e integridad, son claves en instituciones de excelencia. Es cierto que estamos viviendo una época de figuras de autoridad desdibujadas, de índole permisiva lo que no es una situación prometedora para nuestros estudiantes. Si las instituciones no trabajan en la formación de estos principios se generará una disonancia entre lo que se cree, lo que se predica y lo que se hace por ende en este tipo de Instituciones profesores y estudiantes son autoexigentes, son personas disciplinadas, que tienen hábitos claros y permanentes en su vida, son personas maduras afectivamente, que saben que tipo de hombres y mujeres son, o serán, que tienen una vida familiar organizada o que la quieren tener, saben que los hace felices, cuentan con una formación (ideologíca espiritual) y poseen creencias claras y profundas.
La estrella polar es una guía no una meta , Lo mejor es un ideal lo bueno constituye un terreno seguro, con el que podemos alcanzar la excelencia.
Cuando se alcanza la meta uno deja de esforzarse, la vida se vuelve vacía, lo mejor es la negación del proceso: nunca hay que llegar so pena de que se apague la chispa de la vida.
[1] SAVATER, Fernando. El valor de Educar, Ariel, Barcelona, 1991, p. 200.
po: Ruth Esperanza Quintero
Licenciada en Lingüística Y literatura
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